Alergias: la otra cara de la primavera

Valeria ChavezPor: Valeria Chavez vchavez@infobae.com

Con el renacer de las flores hay quienes la pasan mal. Eczemas cutáneos, asma, rinitis y picazón e irritación ocular son algunas de las reacciones más comunes.


En épocas primaverales las plantas comienzan su proceso de reproducción (conocido como polinización), momento en el cual los diferentes pólenes son liberados al medio ambiente. Dichas sustancias en suspensión producen las famosas reacciones alérgicas estacionales, que afectan a un porcentaje importante de la población.

Una alergia es un proceso o reacción inflamatoria exagerada del sistema de defensa del organismo, ante diferentes agentes externos (también llamados «alérgenos»), a los que la mayoría de la población no produciría respuesta alguna. Esto significa que el sistema inmunitario está actuando de manera desproporcionada y con un nivel de alerta muy, alto ante pequeños estímulos totalmente inofensivos para el resto de las personas.

Consultado por Infobae, el doctor Natalio Salmún (MN 21.552), presidente de la Fundación para el Estudio del Asma y otras Enfermedades Alérgicas (Fundaler) explicó que en primavera «las alergias más comunes son las polínicas, es decir las desencadenadas por alergias a pólenes, sobre todo rinitis y asma polínicos». Dado que su característica es ser «estacionales», se producen en una época del año (variará según el polen desencadenante) y se repite todos los años en la misma época.

En la ciudad de Buenos Aires y alrededores un 15% de la población aproximadamente tiene alergia por pólenes. En otras zonas del país ese porcentaje puede ser bastante mayor.

«Los síntomas de las alergias a los árboles (plátano, arce, álamo y tilo suelen ser los más comunes) aparecen desde septiembre hasta mediados de octubre, en tanto que las alergias a las gramíneas en noviembre y diciembre y a las compositáceas (arbustos silvestres) en verano», detalló el especialista.

Y acerca de los síntomas diferenció: «En las rinitis polínicas las manifestaciones son estornudos a repetición, abundante secreción nasal acuosa, picazón en ojos y nariz y obstrucción nasal a báscula (se obstruye un orificio y después el otro en forma alternada) y en asma polínica se presentan crisis de broncoespasmo».

Sobre si una persona que ya sabe que es alérgica puede hacer algo para prevenir el malestar, Salmún recomendó que quienes tienen alergia a pólenes «deben evitar en lo posible desarrollar actividades al aire libre, en la época de polinización de aquel al que es alérgico, dormir con las ventanas cerradas, efectuar tratamiento hiposensibilizante con el cual se consigue casi siempre que no aparezcan los síntomas y tomar medicamentos para calmar los mismos».

Y remarcó que del conjunto de la sociedad existen grupos de riesgo que son más propensos a padecer alergia. «Se trata de aquellos con antecedentes familiares de enfermedades alérgicas. Las enfermedades alérgicas aumentaron en forma notable a nivel mundial, al punto que hoy se las considera las afecciones crónicas más frecuentes en la población infantil y cuando no están adecuadamente tratadas son una de las causas más importantes de ausentismo escolar y laboral. Estudios prospectivos efectuados en España consideran que en 20 años la mitad de la población tendrá alguna afección alérgica», destacó.


Cómo darse cuenta si un niño es alérgico

«Para que una enfermedad alérgica se manifieste, se requiere que exista una sensibilización previa, lo que implica que debió haber un contacto anterior con la sustancia (alérgeno) durante el cual el niño, si bien se volvió alérgico, inicialmente no tuvo síntomas. Éstos aparecen ante una nueva exposición, o cuando persiste la exposición inicial. Así, no todos los niños se volverán alérgicos y, aunque la frecuencia de las enfermedades alérgicas aumentó en los últimos años, lo esperable es que durante el proceso normal de maduración (cuando el sistema inmune funciona adecuadamente), los seres humanos desarrollen tolerancia –es decir que no reaccionan– a las exposiciones habituales a alérgenos como ácaros, animales, pólenes o alimentos», sostuvo el doctor Jorge Máspero, especialista en Alergia e Inmunología, director de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias (Cidea).

Tras asegurar que ante un cuadro leve, hay que consultar al pediatra, aconsejó que «en caso de que el cuadro sea severo o prolongado en el tiempo, se debe discutir con el pediatra de cabecera la interconsulta con un especialista en alergia infantil«.

Los padres que tuvieron o tienen alguna afección de este tipo suelen darse cuenta rápido. En cambio, si una mamá nunca tuvo alergia, puede suceder que su pequeño tenga síntomas que ella no puede interpretar, por eso es imprescindible la consulta médica precoz ante cualquier situación que genere dudas, porque el pediatra podrá ayudar a la mamá a darse cuenta si se trata de una alergia o no.

Con relación a los tratamientos de alergia para los chicos, el especialista explicó que «siempre se intenta detectar la causa de la enfermedad alérgica, educar al paciente y su familia acerca de esto y de cómo manejar las situaciones. Muchas veces, se deben usar algún tipo de medicación de las cuales existen fármacos muy efectivos e inofensivos. También se puede, en muchos casos, considerar nuevas formas de inmunoterapia específica. En el caso de ser alérgicos a agentes evitables se intentará que no se expongan  pero en modo alguno se busca aislar al niño. De hecho, el objetivo final de cualquier tratamiento de alergia es permitir que el paciente lleve una vida normal, social, escolar y deportiva sin diferencias con lo que pueden hacer otros niños».




Recomendaciones para tener en cuenta

· Mascotas: evitar el contacto o no visitar casas con mascotas si se sabe alérgico a perros o gatos.

· Ácaros: ventilar la ropa de cama diariamente.

· Quitar las alfombras, muebles tapizados y objetos que acumulen polvo en el dormitorio de los niños.

· Evitar la humedad excesiva en el interior del hogar.

· Evitar el humo del tabaco.

· No auto-medicarse. Siempre debe ser el médico quien determine qué tipo de antihistamínico es el adecuado para cada paciente evaluando la edad, el tipo y severidad de la enfermedad, la eficacia y los potenciales riesgos del tratamiento.

· La alergia es una enfermedad que dura todo el año y los tratamientos preventivos no deben interrumpirse.

· Llevar siempre la medicación antialérgica que se le haya recomendado si tiene rinitis, urticaria o eczema.




Las alergias oculares

Entre los diferentes tipos de alergias que trae la llegada de la primavera, algunas de ellas pueden afectar seriamente a la visión.

En este caso, los principales síntomas son: picazón, lagrimeo excesivo, ojos rojos, secreción, inflamación o edema en los parpados. Dichas manifestaciones pueden provocar, en casos muy severos, una mala calidad de vida y hasta una pérdida del rendimiento laboral o escolar.

Es por ello que, si alguna persona suele manifestar este tipo de reacciones alérgicas, existe una serie de recomendaciones que pueden ayudar a evitar la exposición a los agentes alérgenos:

– Mantener los ambientes ventilados.

– Tratar de evitar las alfombras y peluches en los dormitorios de los niños e intente no utilizar aspiradoras.

– En la medida que se pueda, evitar la exposición a gases y agentes químicos.

– Evitar el contacto excesivo con las mascotas.

– Recambiar los filtros de los equipos de aire acondicionado. Esto ayuda a evitar el contacto con el polen de las plantas dentro del hogar.

– Utilizar anteojos de sol para protegerse del viento.

– Mantener las ventanillas cerradas de los vehículos en épocas de polinización.

Cómo es el tratamiento de las alergias oculares

El doctor Julián Schvartzberg (MN 105.472), especialista en cirugía plástica ocular del Instituto de Ojos Dr. Hugo Daniel Nano destacó que «las recomendaciones principales cuando se inicia un tratamiento se basan en evitar el contacto con el alérgeno, lo cual desafortunadamente no siempre es sencillo«. Y detalló que los principales agentes que provocan o empeoran un cuadro alérgico son: el polvo, polen de las plantas, agentes químicos, humo de cigarrillo y gases de la combustión de hidrocarburos, pelo de animales domésticos y algunos alimentos; entre otros.

«El tratamiento debe iniciarse en forma conjunta entre el oftalmólogo especializado y el inmunólogo, quienes realizarán los estudios de diagnóstico para determinar el tipo y el grado de afección y las diferentes pautas de tratamiento y prevención», manifestó Schvartzberg, quien remarcó que «los tratamientos principales se basan en el uso de agentes antihistamínicos o antiinflamatorios locales, sistémicos o combinados«.

«Puede ser de gran ayuda la aplicación de paños fríos y los lavados de los ojos con solución fisiológica fría. También, en ciertas ocasiones, la aplicación de colirios de esteroides suaves es un buen complemento; aunque se debe  tener especial cuidado debido a los efectos adversos que estos pueden producir a nivel ocular. El tratamiento en la mayoría de los casos alivia los síntomas. Sin embargo, la condición tiende a reaparecer si continúa la exposición al agente irritante», finalizó.

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