Es considerada una de las alergias alimentarias más comunes en los primeros meses de vida y su diagnóstico no es simple. Especialistas lo explican
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La alergia a la proteína de la leche de vaca es una de las más frecuentes en los niños y se trata de una enfermedad con diagnóstico dificultoso en la práctica pediátrica, según las conclusiones del simposio satélite «Alergia a la proteína de la leche de vaca en la práctica clínica: mitos y realidades», organizado por Nutricia Advanced Medical Nutrition, en el 36º Congreso de Pediatría que se llevó a cabo en la ciudad de Mar del Plata.
En el encuentro se destacó la importancia de informar a los profesionales sobre las manifestaciones clínicas, el diagnóstico oportuno y el tratamiento a través de fórmulas y dieta de exclusión. Esta alergia alimentaria es confundida a menudo con la intolerancia a la lactosa.
«Una alergia alimentaria es una reacción de hipersensibilidad del sistema inmune a una determinada proteína presente en los alimentos. En cambio, en la intolerancia a la lactosa el sistema inmune no está involucrado«, explicó el doctor Lucio González, gastroenterólogo infantil y miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría.
La lactosa es un azúcar que, al llegar al intestino, es metabolizada por una enzima denominada lactasa. Ante la deficiencia de esta enzima, la lactosa no puede digerirse adecuadamente. «Por el contrario, si un niño padece una alergia, ingerir aunque sea una mínima cantidad de ese alimento puede provocar una reacción alérgica grave«, destacó el especialista.
La mayoría de los niños que padecen alergia a la proteína de leche de vaca sufren síntomas como llanto, erupción cutánea, diarrea, cólicos, sangre en materia fecal, sibilancias, vómitos o sueño inquieto de un momento a otro. Las principales manifestaciones pueden ocurrir a nivel tracto digestivo (50-60%), en la piel (50-60%), y el tracto respiratorio (20-30%). Los síntomas pueden variar de leves a moderados hasta severos.
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«En niños susceptibles, se pueden presentar manifestaciones de alergias alimentarias, aunque estén alimentados a pecho. En esos casos, no se debe suspender la lactancia, sino que la mamá debe realizar una dieta de exclusión», explicó Liliana Bezrodnik, coordinadora del grupo de trabajo de Inmunología del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez. .
Los síntomas de sospecha de este tipo de alergia alimentaria pueden aparecer después de horas o días luego de la ingestión de leche de vaca:
*Síntomas inmediatos: síndrome de alergia oral, en boca, labios y también en piel (eritema, urticaria), anafilaxia (una forma grave de alergia).
*Síntomas tardíos: sangre y moco en materia fecal (proctitis, proctocolitis), vómitos, regurgitaciones, cólicos, constipación. Cuadros dermatológicos. Cuadros respiratorios: rinitis, hiperreactividad bronquial, etc.
Los niños que presentan alergia a la proteína de lecha de vaca deben recibir una dieta que no contenga productos con dicha proteína, aunque sea en mínimas cantidades: lácteos en general y otros productos que la contienen en forma oculta como ser caseína, lactosa, lactoalbúmina.
Según el Dr. Christian Boggio Marzet -coordinador del grupo de trabajo de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital General de Agudos Dr. Ignacio Pirovano- en el caso de las madres que amamantan, deben excluir de su alimentación los lácteos y derivados, además de todos aquellos alimentos que contengan el alérgeno. Además, deben ser suplementadas con calcio. «En el largo plazo, la mayor parte de este tipo de alergia alimentaria tiende a resolverse de manera espontánea. A esto contribuyen diferentes mecanismos de tolerancia que se activan conforme el niño deja de consumir leche de vaca», finalizó.