Vía libre para el manejo del suelo
Productores y técnicos que asistieron al congreso de Aapresid debatieron sobre el futuro de la agricultura por ambientes.
Por Fernando Bertello | LA NACION
OSARIO.- De manejar «todo igual» el campo, con la cuadrícula de lotes enmarcados por un alambre, como si en cada uno de sus rincones fuera «todo lo mismo», en la Argentina se van multiplicando los productores y técnicos que desafían esa costumbre. Exploran la variabilidad de los suelos y toman decisiones sobre qué es lo más conveniente hacer en cada parte. De eso se trata: saltar de los promedios al manejo por ambientes sobre la base de datos que orientan el trabajo.
Precisamente, el manejo por ambientes fue uno de los temas protagonistas del 20º congreso de Aapresid. Esta entidad, presidida por César Belloso, llevó como lema de su encuentro «20 veces sí» y logró un récord de 3400 inscriptos. En el marco del congreso, con más de 100 talleres, La Nacion dialogó con Santiago González Venzano, de Solapa 4, una empresa de servicios de tecnología para la agricultura; Franco Di Pietro, productor de Camilo Aldao (Córdoba) y Gustavo Almassio, de la Regional Necochea de Aapresid.
El contexto del debate fue la definición que Belloso dio en el acto de apertura del Congreso, quien destacó el papel de Aapresid «en la introducción de métodos novedosos e innovadores que revolucionaron los modos de producir la agricultura».
¿En qué estado se encuentra el manejo por ambientes?, ¿cuáles son los primeros pasos a dar por quien busca incorporar este manejo?, ¿qué cultivos impulsan su desarrollo?, ¿qué limitantes existen y cómo manejar la información generada? fueron algunos de los temas analizados.
Para Almassio, que en el sudeste bonaerense tiene un esquema integrado de agricultura y ganadería en una zona donde la profundidad de tosca es una limitante importante, lo primero que hay que hacer en el establecimiento es definir cuál es el ambiente general, el macroambiente y considerar ahí mismo que no se puede manejar todo igual.
«Para mí hay una primera etapa de determinar los ambientes y los macroambientes. Esa es la primera división, más allá de si hacemos dosis variable. En mi caso fue fácil, porque la diferencia la hacía la profundidad de tosca, donde puede haber desde 20 centímetros a estar ausente dentro del mismo campo», contó.
Almassio empezó a «romper» el campo cuadriculado en 1990. Hasta ese momento el campo estaba «todo igual». Según el productor, en esa primera división se hicieron cuatro ambientes y hoy todo el manejo se entrelaza y se realizan dosis variable. Pero Almassio no se quedó sólo en el tema de la profundidad de la tosca, sino que empezó a explorar otras variables, como la altimetría, el nitrógeno y la pendiente.
«Empezaron a aparecer otra variantes pero a partir de la profundidad de tosca como limitante», indicó. En su caso entre los ambientes hay bajo dulce, tosca a 40 cm; de 40 a 80 cm y más de 80 centímetros.
En Camilo Aldao, Di Pietro no tiene el problema de tosca de Almassio, pero la limitante es el fósforo. Di Pietro fue otro que se dio cuenta que no podía hacer «aplicaciones todo igual» y se metió a hacer dosificaciones variable de fósforo para soja. De hecho, a modo de ejemplo, en 200 hectáreas alquiladas (en total, entre propias y alquiladas maneja casi 1000 hectáreas) pasó a tener ambientes con diferentes dosis.
«En la zona buena donde tirábamos 150 kilos de fósforo pasamos a 200 kilos porque se justificaba por el mayor potencial de rinde y ese aumento nos trajo más rendimiento y ganamos unos 80 dólares más por hectárea. Por otra parte, en la zona intermedia mantuvimos igual la fertilización, mientras que en la zona mala vimos que no rendía no por el déficit de fósforo sino por otras limitantes del suelo. Entonces, bajamos a 50 kilos (el fósforo), con lo cual ahorramos 100 kilos; ganamos 40 dólares», destacó.
Di Pietro sostiene que «el punto» está en ganar más por hectárea. «Nosotros nos encontramos con la dificultad de que para ganar lo mismo teníamos que crecer en hectáreas. Pero en vez de eso empezamos a ganar más por hectárea con la tecnología», dijo.
¿Y por qué no crece más el manejo por ambientes a nivel país? Almassio dice que en el sudeste bonaerense es «por el tsunami de la soja», que es un cultivo sencillo. También agrega la cebada. Di Pietro coincide sobre la soja. «Para muchos es muy fácil sembrarla y que rinda 45 quintales. Entonces, el productor dice para qué voy a invertir si rinde lo mismo», precisó.
Efecto dinamizador
En cambio, González Venzano destaca que el maíz es uno de los elementos dinamizadores del manejo por ambientes. «Sobre todo cuando hay un año seco como éste (por la última campaña) y se empiezan a notar las diferencias por ambientes y donde si podemos gestionar algunos insumos, como puede ser la cantidad de semillas de maíz, hay una oportunidad de captura para el productor», contó.
«El productor está generando una economía de insumos muy fuerte. Y cuando empieza a ver ganancias empieza a moverse», añadió.
De nuevo, la pregunta es ¿por qué no se avanzan aún más con la tecnología si ha demostrado sus ventajas en materia de productividad?
González Venzano responde: «Hay un problema de valor. El mapa de rinde es valioso en la medida que está en un proceso de gestión que permite diferenciar ambientes, mapear, cargar en un software y hacer fertilización variable o densidad. En la medida que uno puede articular un proceso de valor, que integra mapa de rinde con mapeo, rediseños de lotes y agricultura de precisión el circuito se cierra y a los actores esto les permite un valor».
El experto de Solapa 4 apuntó a otra cuestión más: la súperabundancia de datos. «La limitante es la capacidad para gestionar la súper abundancia de datos y convertirla en acciones que permitan capturar valor. Hay que diseñar procesos simples, mecanizados, sin demasiada sofisticación que permitan gestionar esos datos y al productor decidir qué hacer. En Solapa 4 no sembramos, no tenemos campos, pero nuestro trabajo es convertir este proceso en salgo simple para el productor», explicó.
Según Di Pietro «no hay que abrumarse con muchos datos». «Hay que sacar los datos que sirven y en base a eso diagramar una aplicación o siembra», remarcó.
Para González Venzano, de lo que se trata también es de crear «redes colaborativas». En su opinión, hay que tener una red de conocimiento y otra de «integración», en este último caso, dijo, «con flujo de gestión de información y donde están el contratista, la agronomía y el productor en un sistema que genera datos y circulan».
«Hoy nos parece que los costos transaccionales en la gestión de datos en el sistema es alto, porque es probable, por ejemplo, que el cosechador se lleve la tarjeta con el mapa de rendimiento y lo tenga que correr con la camioneta. Por eso, tenemos que generar procesos que lubriquen esos flujos de información y crear un robot, un sistema que integren distintos actores. Nosotros creemos en desarrollos en la web como un sistema nervioso de ese organismo que se está generando», señaló González Venzano.
A modo de ejemplo, en el congreso de Aapresid se conoció que, promovido por la firma Profertil, Solapa 4 está facilitando el armado de una red entre los distribuidores de Profertil, productores y contratistas para la aplicación variable de nitrógeno.
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DIXIT
- «Hay una primera etapa en la adopción de este manejo que es la de determinar los ambientes y los macroambientes, más allá de decidir si hacemos dosis variables». Gustavo Almassio, productor de Necochea .
- «Nos encontramos con la dificultad de que para ganar lo mismo teníamos que crecer en hectáreas, pero en vez de eso empezamos a ganar más por hectárea con la tecnología». Franco Di Pietro, productor de Córdoba
- «Con la agricultura por ambientes el productor está generando una enconomía de insumos muy fuerte y cuando empieza a ver ganancias comienza a moverse en esa dirección». Santiago González Venzano, consultor de Solapa 4 .
- «Aapresid tuvo un papel destacado en la introducción de métodos novedosos e innovadores que revolucionaron los modos de producir en la agricultura argentina «. César Belloso, presidente de Aapresid .
US$ 40
Por hectárea
Es la ganancia que se obtuvo en un campo de Camilo Aldao, Córdoba, por haber bajado a la mitad la aplicación de fósforo necesaria luego de haber realizado el manejo por ambientes..